domingo, 12 de agosto de 2012

El origen del ego del médico

Así como algunas células tiene la capacidad de diferenciarse en cualquier tejido, existe la tendencia de algunas personas de pensar que pueden ser o actuar como quieran. Yo era una de esas personas y en mi circulo existen muchas personas así. Vivimos constantemente en una lucha de egos y ciertamente, los médicos tenemos algunos de los más inflados.

Les diré brevemente porqué sucede esta situación.  En la mayoría de los casos, los estudiantes de medicina comparten más o menos la misma historia: académicamente siempre mostraron superioridad en su historia escolar, fueron los primeros lugares siempre, estuvieron en la escolta (si es que no fueron los abanderados), se les abrieron las puertas de par en par y se desarrollaron en un ambiente de competencia. Es decir, se acostumbraron al éxito. Habitualmente fueron excelentes en todas las materias y la vida escolar fue súmamente fácil. Difícilmente llega a la facultad de Medicina alguna persona que no cumpla con estas características.

De hecho es en esta facultad cuando muchas personas reprueban algún examen por primera vez en su vida y es aquí donde experimentan sentimientos tan acentuados que pareciera los experimentan por vez primera también (obviamente se han sentido previamente es situaciones menos estresantes).
Este es para muchos el primer gran golpe al ego de la vida del Médico. Yo vi a mis compañeros tener grandes crisis por esta situación. Recuerdo con particularidad un examen de bioquímica que reprobó el 40% de mi generación, el primer  examen departamental de mi facultad (o al menos el primero que recuerdo yo). Las listas de resultados fueron pegadas en los salones donde tomábamos las clases, situados en el sótano de la facultad. Allí me encontré llorando a uno de mis compañeros (que posteriormente conocí más a fondo y se convirtió en un amigo durante los primeros 3 años de la facultad), totalmente quebrado, con el ánimo por los suelos. Lloraba porque el resultado obtenido en el examen no era el esperado para lo que él sentía había estudiado y para el tiempo invertido para tal propósito. Para mí (que francamente no era un tipo que expresaba abiertamente sus sentimientos en ese entonces) fue desconcertante ver a un desconocido llorar y buscar consuelo en otro desconocido. Traté de hacerle reflexionar sobre la situación y aterrizarlo en la realidad (ocultando mi propio enojo y frustración ya que yo tampoco había obtenido la calificación de mis sueños) y platicando con él descubrí que su calificación había sido de 70. Esto me pareció increíble y representa exactamente el punto que quiero poner en la mesa. Es decir, aunque fue una de las personas que pasó el examen, era una persona que no tenia tolerancia a la frustración y jamás había experimentado una calificación tan baja y lo quebrantó por completo.

 Una vez que el estudiante de medicina se acostumbra a la nueva vida universitaria y se integra a las actividades académicas y extra académicas que ofrece la facultad, se vuelve un organismo funcional y simbiótico con sus compañeros que en el mejor de los casos ofrece una adecuada alternativa para sobrevivir.

El segundo gran golpe al ego es cuando llegas al tercer año, cuando tienes todas tus clases y prácticas en un Hospital (o al menos así era cuando yo estudié). Llegabas a un lugar nuevo y eras el más bajo de la "cadena alimenticia". Tienes que afrontar el hecho de que no sabes absolutamente nada y lo que debes de aprender no lo vas a encontrar en los libros. Es decir, podrás saber toda la teoría, pero la ejecución en la práctica en fundamental. Para muchos es difícil frenar el autoaprendizaje que para este momento ya debiste de haber desarrollado, no basta contigo mismo y tienes que aprender de tus profesores más que en cualquier otro momento. Entiéndase como profesores a todos aquellos que participan en tu formación, ya sea compañeros del mismo grado que sepan o tengan más destrezas que uno ( esto ya de por si cuesta trabajo a algunos), titulares del curso, internos (si, en este año yo creo que aprendí mucho de ellos), residentes, médicos de base, etc etc.  Si el estudiante no experimenta el segundo golpe al ego aquí, ya lo experimentará en los años posteriores, pero créanme, siempre pasa, ya sea al querer realizar un procedimiento, al dar una mala clase o cuando enfrentamos por primera vez a la muerte, cada quien lo experimenta de diferente manera.

El tercer gran golpe sucede cuando presentas el examen nacional de residencias médicas, es decir, cuando quieres hacer una especialidad (la mayoría quiere, pero los lugares son escasos). Este examen es quizás "El examen", ya que la competencia es enorme, ya que todos los médicos graduados de todas la universidades del país compiten por una plaza en el sistema de residencias del país. Muchas personas no son seleccionadas para realizar una especialidad y eso es totalmente desconcertante y frustrante para muchos. Hay quienes lo hacen una y otra vez cada año sin lograr nunca el objetivo o quienes cada año aplican a diferentes especialidades con la esperanza de quedar en alguna de sus opciones o incluso en alguna de las que ni siquiera consideraba como opciones. Este quizás es uno de los puntos más importantes en la vida del médico, ya que define profesionalmente si serás un Médico general o un especialista.

Ahora el cuarto golpe al ego:  El residente. Tras una selección de los mejores puntajes, logras entrar a una especialidad. Pero para tu sorpresa, debes de seleccionar una sede hospitalaria para realizarla. En el mejor de los casos, estarás en un buen y reconocido hospital, pero en muchos otros, estarás en una segunda opción (así es, un estudiante de medicina no está acostumbrado a las segundas opciones, pero a partir de la selección de grupos en el pregrado por promedio y otras cosas, uno las va conociendo). Si eres afortunado y estás en un hospital codiciado, llega el punto en el que nuevamente te encuentras frente a tu ego. Al igual que tú, la mayoria de tus compañeros son lo mejor de lo mejor de su clase, de su facultad y de su estado. Todos están acostumbrados al éxito y sobresalir cuesta trabajo, sobre todo cuando estás inmerso en un lugar donde tienes residentes de mayor jerarquía, los cuales tienen más experiencia y conocimiento que tú.

Una vez que el estudiante ha llegado exitosamente hasta este punto y ha sobrepasado satisfactoriamente estas pequeñas (pero grandes en su momento) pruebas que pone la vida académica, adquieren un particular ego en su propia especialidad. De lo que les puedo hablar yo es de mi especialidad. El residente de Medicina Interna cree que lo sabe todo, cree que domina cada tema y se siente superior a otras especialidades. Lleva un constante duelo con el cirujano y este a su vez es reciproco, ya que también se encuentran luchando con sus propios retos en su especialidad. Para el internista es cada vez más dificil, ya que aparte de llevar el duelo con el cirujano, también lo lleva con las demás subespecialidades (aunque éstas se deriven de la Medicina Interna). Se comienzan a creer que tienen el dominio absoluto de la Medicina y desprecian a las subespecialidades llamándolas en el mejor de los casos "técnicos" en tal o cual cosa. Y eso señores también afecta al ego, ya que por querer abarcar todo y no saber dejar entrar al subespecialista a tiempo, a veces se nos pasan cosas, diagnósticos o entramos en un círculo constante de crítica, pero difícilmente de autocrítica.

Hasta aquí los grandes golpes. Pero hay que tomar en cuenta que cada uno de nosotros, independientemente de la especialidad o subespecialidad que tengamos, enfrentamos y lidiamos a diarios con nuestros propios fantasmas. Solemos pensar que somos de lo mejor en nuestra área y justificamos nuestros aciertos o errores para mantenernos firmes en la lucha por ser mejores. Una vez superadas tremendas luchas, es por esta razón que el médico (o al menos eso creo yo) tiene el ego tan grande, muchas de las veces para superar sus propias inseguridades y otras tantas como resultado de tantas psicopatologías de base que convergen en lo que yo llamo el narcisismo médico.

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